18 ago 2008

Como nos vamos a poner


Como dice el refrán "Donde menos lo esperas salta la liebre", y algo parecido me ha pasado.

A raiz de " .:· Me supo ·:. " me están pasando cositas a cual más linda.
Un@ de l@s habituales de la cafetería donde me miman con el cafelito, donde cada vez con más frecuencia me encuentro como en mi casa, bueno, debería decir la casa de mis "agüelit@s", que es donde acostumbrábamos tomar el café por las tardes. Esa cafetería donde me encuentro entre "cafeter@s", la misma donde si por mí fuera, pasaría un ratito cada día.

Te ha pasado de ir casi cada día a la misma cafetería, y ver a la gente que acostumbra coincidir contigo, en ese horario, y con la que te limitas a intercambiar un 'Buenos días', un 'Hola que tal'.
Te ha pasado que en ocasiones, se intercambian el periódico, o te piden que les acerques la sal, las servilletas y poco más?·

·Algo así me pasaba a mí, hasta que un día, después del 'primer café que me supo', se me acerca, un@ de est@s conocid@s, y me dice bajito, como para que no se escuchara, "Que está tomando?"

La verdad, la pregunta me cogió sorpresa, ya que estaba 'tan metido dentro del café' que saboreaba, tan absorto en notar su calor, su aroma, en paladear su sabor, el sabor de ese buen café solo "p'a l@s cafeter@s"que no me di cuenta de que llevaba algunos minutos observando como me quedaba 'embobao' mientras me tomaba el café.

J*er, la respuesta era evidente, estaba tomando un café, pero ya que me había preguntado, que menos que responderle, aunque todavía no acertaba a comprender asunto de que venía aquella pregunta. Si en vez de esta persona, con la que no tenía apenas trato alguno, hubiera sido alguna de las personas con las que acostumbro estar (ya saben quien se pica es porque ajos come :-), juraito que enseguida habría estado buscándole cinco pies al gato (NO, no son tres), ya que una pregunta como esa, con una respuesta tan evidente, no podía sino tener gato encerrado.

Le digo que estoy tomando un café, y su respuesta apenas tuvo desperdicio, "Eso ya lo sé". Ustedes lo entienden? No, verdad?, pues yo tampoco, por lo menos en ese momento.
Se presenta, me presento, un saludo, y me dice que me ha estado observando?? y que sabe que estoy tomando un café, pero lo que no sabe es porqué mi café no es como el café de l@s demás. No sabe (se ha dado cuenta, que Jodi@), y esa era la respuesta que estaba buscando, no sabe porque a mí, y solo a mí, el cafelito no me lo sirven de la máquina, sino que lo traen desde la cocina.

Tuve que contener las carcajadas, de eso se trataba? Le comenté de forma más o menos resumida lo que me había ocurrido hace algunas semanas, y que desde ese día, me miman con el cafelito bien hecho, como el que me estaba tomando. De ahí pasamos a saludarnos cada día, a compartir un ratito de charla cuando coincidimos, a compartir el guiño del camarero cuando me sirve, a comentar cosas del día a día.

En una de esas charlas matutinas, me comenta que tiene un problema con su Pc, y que le trae por la calle de la amargura. Debía de ser importante, porque casi sin darme tiempo a interesarme por el Pc, por su problema, empieza a hablarme, dándome datos, contándome lo que ha hecho, lo que ha dejado de hacer. Por deformación profesional, lo reconozco, es casi un vicio para mí, le voy preguntando, y me va contestando, y la verdad, había intentado casi todo lo que yo habría hecho de ser mi caso.

Curioso, pero hasta ese día no habíamos hablado, en esas mini-tertulias de a qué nos dedicábamos, por lo que le dejo una tarjeta mía, y le digo, que si quiere puedo en algún momento acercarme hasta donde tenga el Pc y ver de solucionar el problema, que no por pequeño dejaba de ser molesto.

Aquí vuelve a sorprenderme. Si ya me sorprendió días atrás, cuando se dio cuenta de que mi café no era como el que le servían a los demás, por momentos me pareció ver en su rostro un "Venga, vamos, a que esperamos, que para después es tarde".

Poquitas personas conozco, aparte de mí, claro, que les guste hacer las cosas desde que se puede, sin estar esperando mejores momentos. Miro el reloj, hago un repaso mental a las cosas que tengo en la agenda para ese día, y le digo "Vamos". Ahora quien se sorprendió no fui yo, sino al revés, Jejeje.

Seguramente no esperaba la respuesta que le dí. Me termino el café que estaba tomando y al preguntarle que donde tiene el Pc, me miró como diciendo, "ves, ahora te vas a arrepentir" mientras me dice que en su casa, cerca de Fontanales. J*er, 'casi ná'. Estando como estábamos en el sur de la isla, para llegar hasta Fontanales, nos quedaba como mínimo una hora de carretera normalita, y luego media hora por otra carretera más 'entretenida', subiendo riscos, bajando barrancos, entre eucaliptos la mayor parte de las veces, con 'toitas' las curvas que quieras coger y alguna más.

Desde luego que no era cuestión de dada la hora que era, salir en ese momento a ver el PC, sobre todo porque apenas íbamos a tener tiempo de llegar, verlo, y tener que volver, porque después de todo, hay más cosas que hacer. Quedamos, eso sí, para 'pasado mañana', y que desde tempranito salía para su casa. Me dice que de acuerdo, y que me estaría esperando, para indicarme el lugar.

Llegar hasta su casa es sencillo, si sabes donde está, de lo contrario, pasaría una y mil veces por delante de la casa, sin darme cuenta siquiera, y eso ya le añade un poco más de mérito al lugar, al sitio, a ese remanso de paz, porque 'juraito', a esa casa no llega nadie que no sepa donde está.
Para llegar, hay que estar muy atento, ya que en una de tantas curvas, a la izquierda para ser más exacto, y cuando todo tu 'ser' te dice que gires el volante a la izquierda porque de lo contrario te vas al barranco, justo en ese momento, es cuando tienes que girar a la derecha. J*er, que susto. Menos mal que me guiaba desde su coche, y que en el ratito que le seguía, desde que nos encontramos, había comprobado que a pesar de los pesares, conduciendo es casi tan buen@ como yo, que ya es decir

Para l@s que no conozcan bien la carretera, decirles que la carretera que lleva hasta el lugar, es 'tranquila con ganas', carretera en la que te apetece bajarte del coche y 'casi casi' echarte a caminar, o por lo menos, sentarte un momento y respirar el aire fresco, limpio, aire con aroma a eucaliptos, a retama, 'a campo'.
Pues si esa carretera es así de linda, cuando dejamos la carretera general y nos "tiramos P'al barranco",empezamos a bajar, parecía que estuviéramos en otro sitio, lejos del resto del mundo, un sitio para soñar.

Cuando llegamos, me encuentro con una casa chiquita, coqueta, blanca, con puertas y ventanas de madera (pero de la de antes, madera de verdad), con tejas, formando parte del lugar. Con un nogal plantado a un lado, con una higuera un poco más allá, con un par de perr@s bardinos que te miran, y de no ser porque llegas con alguien conocido, no te dejan ni bajar, no porque sean fieros o agresivos, no, pero solo con ese mirar que tienen, se te quitan las ganas de bajar. Que diferencia, como en este caso, que llegas con gente conocida, de repente te encuentras 'jugando' o mejor dicho, eres un juguete para esos dos 'peluches' de casi 50 kilos cada uno. J*er, como para portarse mal. Y lo más bonito de todo, no hizo falta sino que les llamara por su nombre, para que dejaran de jugar, para que volvieran a echarse debajo de la higuera, y no les volvimos a escuchar.

La casa donde estaba el Pc, fue seguramente el granero de la casa principal, pero que carajo, acogedora con ganas, convertida en un apartamento rural, a dos niveles, con vigas de madera en el techo, con otra viga manteniendo la sala de estar, con una escalera de obra en una esquina, albeada de blanco, con piso de madera, vamos, un encanto de lugar.
En ocasiones había leído que parte del encanto de los sitios pequeños, aparte de que es más sencillo de limpiar (lo que hace la práctica, o la necesidad), parte del encanto es que encuentras todo 'a mano'. En esta casa también, pero está todo tan bien situado, tan bien 'conjugado' que para nada notas agobio, más bien al contrario, da la impresión de que hasta sobra espacio.

Como se da cuenta de que me he vuelto a quedar 'embobaito', me ofrece sentarme, mientras pone la cafetera al fuego, J*er, como aprende la gente, que fácil soy de convencer. En lo que la cafetera empieza a hacer su trabajo, me enseña la casa. Se nota el mimo que ha puesto en ambientarla, en decorarla, en darle un toque muy personal.

Cuando nos queremos dar cuenta, es la una, casi la hora de comer, y la verdad, no nos apetece nada salir. Mientras estaba mirando el Pc, habíamos tenido tiempo de tomarnos un par de cafés, degustar unas lonchas de jamón serrano, con unos cachitos de queso curado, que manjar, cositas ricas para el paladar. La verdad, pensé para mí, difícil va a ser superar estos cachitos de gloria con los que me había 'engatusado' hasta el momento, ya que además de este picoteo, habíamos estado hablando de casi todo, hay que ver lo que ayuda el sitio, el lugar, el café, el vino, el pan de leña y todo lo demás.

Pero al parecer, no había hecho más que empezar. Mientras sigo negociando con el Pc, para que haga las cosas como tienen que ser, en la cocina, se oye "ruido de cacharros', oigo una sartén en la que están friendo 'algo', empiezo a oler, esto no se hace, si hasta el momento había conseguido mantener a raya las ganas de comer, al oír el ajetreo en la cocina, y sobre todo oler, J*er, esto es más de lo que puedo soportar.

Dejo al Pc por momentos, haciendo otra nueva actualización, y me animo a bajar al salón / comedor / cocina. Veo que está empezando a poner en la sartén, unos trozos de carne en adobo. Trozos pequeños, con hueso, con carne también, pero con hueso. Entre el hambre que tenía, el fresquito que hace en la casa, sin llegar a ser frío, el olor del aceite al freír el adobo de los primeros cachos que había puesto, el aroma del adobo, literalmente, se me está haciendo la boca agua.

Me acerco, y juraría que lo que está friendo es carne de conejo. Le pregunto, y debió de notar mi sorpresa en la cara, porque me responde con algo de ironía, "que otra cosa podía ser".

!! Cuanto tiempo ¡¡. Desde la última vez que comí carne de conejo, en buena compañía, con buena gente, como tiene que ser. Llegado a este punto, 'Juraito' que perdí la noción de donde estaba, de que carajo había ido a hacer, poco a poco fui recordando las veces que había comido ese manjar, esa carne tan tierna, tan delicada, con ese gusto único, peculiar. Carne que para empezar hay que cogerla con las manos, nada de cubiertos ni zarandajas similares. Además, hay que ir mondando con mucho mimo, con mucho cuidado, cada cacho, cada 'pizca' de carne, porque algo tan exquisito no es cuestión de desperdiciarlo, de no saberlo aprovechar.

Le pregunto por la carne, ya que no es fácil de conseguir, salvo que pagues por ella, aunque me imagino que no sabe igual. Me dice que no, que este manjar, es solo para gente a la que aprecia, gente con la que está comod@, gente de bien, y al parecer entre es@s poc@s estoy yo, J*er.

Me dice, como si de un secreto se tratara, que no es nada fácil, que lleva tiempo, poderlos coger al lazo, que es como lo acostumbra hacer. Lo primero y más importante es estar atento al entorno, a los sitios por donde acostumbran estar, ver las marcas, ver por donde llega, por donde se va. Poco a poco, irl@s engatusando, ponerles algo de comer, cada ves más cerca, sacándolos de su terreno, para poco a poco irlos trayendo a tu terreno, trabajándolos, dejándose querer, y ya ahí, poco tienen que hacer.

Me cuenta que acostumbran ser tardes esperando que aparezca, sin ver ni rastro, que pueden ser tardes enteras en las que disfruta del paisaje, del lugar, de la brisa, de la bruma, pero sobre todo, al parecer, disfruta del juego que se entabla, entre el 'quiero pero no me dejo', 'me voy pero después vuelvo'; que han sido días de amanecidas, en que aprovechando que madruga por el quehacer cotidiano, se detenía 'para ver por donde salían', amanecidas, en las que llegaba de alguna fiesta, y antes de entrar en la casa, se quedaba esperando, para 'saludarle', ver como corría, para comprobar que sus expectativas iban en aumento, pero que todavía no había llegado el día; noches en las que estando junto a la puerta de la casa, sentado, disfrutando 'del sereno', oliendo el frío, viendo caer ese agua 'finita', que 'no moja, pero empapa', noches en las que me dice no le importa salir a estar bajo el nogal, o bajo la higuera, porque lo que le apetece es mojarse, empaparse, que en esas noches, con más intensidad todavía, lo siente alrededor, que nota como lo miran.

Con algo de disimulo, me fijo a ver si la carne está bien limpia (de pelos), no porque me importe mucho, la verdad, pero es más cómodo, si al preparar la carne se han tomado la molestia de limpiarla bien, nada sencillo por cierto. De lo contrario, mientras estás comiendo, vas a estar de vez en cuando, quitándote algún pelillo de la boca, y juraito que no me importa, o no por lo menos cuando se trata de este tipo de manjar.

Si el hecho de saber que me esta preparando esa carne tan rica, ya me está dejando fuera de lugar, veo que además tiene otra costumbre, otro hábito, que para mi es esencial, comer con las manos. Pocas cosas me causan tanta satisfacción como ir picando a medida que la comida se va preparando. Afortunadamente o no conoce a 'Lui', o le hace el mismo caso que yo (ningunito) cuando 'Lui' dice que mientras cocina no deja que nadie se le acerca.
Y es lo que hace, me invita, con uno de los primeros cachos que ha sacado, diciéndome que tenga cuidado no vaya a quemarme. Tanto se me nota la cara de 'hambre' que tengo? Da igual, cojo esa carne que me ofrece, con mucho cuidado, como si quemara, y no lo puedo evitar, a puntito de entrar en 'trance' me he quedado.

Al acercarlo a la boca para 'Jíncarle el diente' aprecio mejor el olor del adobo, del vino blanco, del pimentón, del laurel, del diente de ajo, y me habría quedado extasiado, solo con su olor, de no ser porque como bien me había advertido, me estaba quemando la mano en que lo sostenía. Esto no hace sino aumentar mi deleite, ya que como acto reflejo, cambio de mano, y me llevo la mano dolorida, con la que había estado sujetando la carne, a la boca, y ya no sé si estaba calmando el malestar de la quemada, o me estaba relamiendo con el sabor de la carne, del adobo. Tu que crees? :-)

Lo normal sería dejar que se enfriara un poco la carne, para poder saborearla, pero "que vá", dándole besitos me pasé todo el rato, con cada besito, aprovechaba para de un pequeño mordisco, volver a saborear esa carne tan rica, tan tierna, tan fresca, tan apetecible, tan buena. En la otra mano un pedazo de pan de campo, y sobre el 'pollo' de la cocina un vaso de vino blanco, fresquito, para acompañar. Sí, ya se que lo habitual, al parecer es la carne acompañarla de vino tinto, y reservar el vino blanco para el pescado, pero que carajo, si a estas alturas empiezo a hacer lo que se supone que debo hacer, o lo que esperan que haga, dejo de llamarme como me llamo, y eso si que no. Además, creo que no me equivoque demasiado, porque aunque tiene una buena bodega, con vinos propios, y otros no, de la botella que abrí, fresquito, semiseco, apenas afrutado, un poquito espumoso, si me descuido, apenas me da tiempo a catarlo yo :-)

No sé como, porque insisto, estaba extasiado, me doy cuenta de que solo estoy comiendo yo. Hago una pausa, por ver si no me he percatado de algo, le pregunto si estamos esperando a alguien, y vuelve a reírse de mí, vale, se ríe conmigo, pero de mí. Me dice que no, que no estamos esperando a nadie, y que no me preocupe, pero que si bien le encanta cocinar, disfruta más todavía viendo comer a quien como yo (casi me sonrojo) sabe apreciar una buena comida, que disfruta cuando algo tan sencillo y que ha preparado, consigue el efecto que esta produciendo en mi, llevarme a las puertas de la gloria.
J*er, con tantos piropos me va a costar dejar de sonreír durante una par de días por lo menos.

Puedo entender que disfrute viéndome comer, pero de ahí a decirme que la carne de conejo no le gusta, que prefiere la carne de pollo, en serio, por momentos me quede como el 28 de diciembre, cuando de repente oyes que alguien, casi siempre al oído, te susurra aquello de "Inocente, Inocente".

Seguir hablando de aquella comida, de ver como una y otra vez, me invitaba a que siguiera comiendo, y cada vez, le veía disfrutar casi tanto como yo, mientras me ofrecía esa carne tan bien preparada, tan bien aliñada, tan limpia, tan bien 'despelusada'.

De no ser por el dichoso Pc, habríamos seguido toda la tarde, yo comiendo conejo, y viendo como comía pollo, con bastante más disfrute que yo.

Que bobería más grande acabo de decir, de no ser por el Pc, yo estaría en la oficina de alguna empresa, sin haber tenido la posibilidad de comer conejo otra vez. Le comento medio en broma, ya saben aquello de que 'la confianza de asco', le digo que por otra comida como esta, soy capaz de 'casi' lo que sea. Y vuelve a sorprenderme, ya que me dice, que por disfrutar mientras come y me ve comer, es capaz de estropear el Pc. :-)

Como no es cuestión de estar trabajando de balde, quedamos para 'tan pronto como podamos', volver a repetir, pero esta vez, sin trabajo de por medio, solo 'pasarlo bien'. A ver si la vamos a liar a última hora. El hecho de no trabajar un día 'entre semana' ya es pasarlo bien. Salir de la rutina, y coger rumbo al sitio lindo donde esta la casa, también es pasarlo bien. Ayudar en los preparativos de la comida, también, y por supuesto, saborear esa carne tan rica, preparada con tanto mimo, que otra cosa va a ser que pasarlo bien. Si a todos estos ingredientes le sumamos las risas, el ambiente, la música, el lugar, la calma, la tranquilidad del lugar, solo se me ocurre expresarme con 'lo vamos a pasar bien'.

En esta ocasión, como no será medio improvisado, sino que es algo premeditado, me propone ampliar el menú, por supuesto que seguirá estando la carne de conejo, pero me dice de preparar además, carne de machorra, y para que no sea todo carne, morena frita también.

Esta ocasión si que no me la pienso perder, ya que vuelvo a tener la ocasión de comer con las manos, es decir, cogiendo la comida con las manos, como tiene que ser, porque ya me dirán ustedes, ni la carne de conejo, ni la morena, hay quien se la coma con cubiertos. En cuanto a la carne de machorra, vamos a ver. Que carajo, la comeré con las manos también, que cuando termine, de paso que me 'relambio' los dedos para limpiarlos, aprovecho y sigo saboreando esos manjares que me están preparando.
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