14 sept 2008

Las Prisas


Con frecuencia nos encontrábamos en las escaleras, en ocasiones nos cruzábamos en la piscina, a veces incluso nos saludábamos en el garaje, ya fuera por la mañana todavía con algo de sueño, mi pelo enmarañado mostrando así que estaba en desacuerdo con haber abandonado la cama, con haber dejado a horas tan tempranas el calor de la almohada, con sentir el agua fría de la ducha, con la excusa de "A Quien Madruga, Alguien le Ayuda", mientras que tu pelo, sí, no puede ser que no te hayas fijado cuantas veces me he quedado prendado de tu pelo, desde la única vez que coincidimos en el ascensor.

He visto que en ocasiones llevas el pelo algo recogido, de forma que siga teniendo algo de movilidad; en ocasiones lo luces después de haberlo alisado un poco, en ocasiones lo guardas bajo un pañuelo lleno de colorido, dejando que asome parte de esa melena que llevas; también lo acostumbras llevar recogido en la frente, dejando al descubierto todavía más ese par de ojitos lindos, que en ocasiones he sorprendido mirándome.

Recuerdas esa mañana que al parecer nos levantamos tarde los dos?
Fue la única vez que coincidimos en el ascensor, y por lo menos yo fue también la última vez que lo utilicé.

Recuerdo que con las prisas, con algo de sueño, por llevar más cosas en la cabeza de las que podía, iba ya pensando en llegar al garaje, antes de llegar quitar con el mando la alarma al coche, mientras daba una vuelta alrededor del coche, para colocar bien los espejos retrovisores, mirar que las gomas estuvieran bien de aire, que no hubiera obstáculos, ni pelotas, ni bicicletas, ni monopatines, al fin y al cabo, en el garaje solían jugar l@s niñ@s que hay en la comunidad.

Iba pensando también en pasar el material que llevaba en la mano izquierda a la mano derecha, entrar al coche, poner con la mano derecha ese material en el asiento del acompañante, cerrar la puerta del coche, poner la llave . .. ... ·


·En este momento, cuando ya había 'visualizado' el momento de poner la llave en el contacto, quitar la velocidad, pisar el embrague, mientras giro la llave, en este momento ajeno por completo a lo que ocurría a escasos dos metros de mí, todavía en el pasillo que desde los apartamentos conducía hasta el ascensor, en ese momento, tu, salías de tu apartamento, casi diría que con algo más de prisa que yo, que ya es decir.

Cuando me di cuenta de que las cosas no iban a salir como yo esperaba, cuando intentaba situarme donde realmente estaba, en ese momento vi que ya estabas fuera de tu apartamento, con un bolso en banderola, con las gafas de sol adornando tu pelo, de espaldas a mi, con las llaves en la mano derecha, mientras con la mano izquierda mantenías la puerta hacia ti, para poder cerrar.

En ese momento, con el cuerpo rebosando de adrenalina por el retraso que ya llevaba, con la respiración agitada, me olvide por un instante de todo lo que tenía pendiente por hacer, y mi campo de visión se limito a tu melena todavía algo húmeda, seguramente por la ducha matutina, a tu espalda al descubierto gracias a ese vestido de tirantes que llevabas, a tu cintura, tan marcada por el cinturón, que además de elemento decorativo, era necesario también para que la brisa matutina no hiciera de las suyas y jugando con la falda del vestido, te hiciera pasar un mal trago, como el que pasó Marilyn Monroe en la conocida escena donde se encuentra casi de casualidad sobre la rejilla del metro, tratando de mantener la falda en su sitio, mientras el rostro se debatía entre mostrar un poco de pudor, o la satisfacción de sentirse observada, casi deseada por tod@s los que la miraban.

Nunca le había prestado demasiada atención a las plantas que adornaban el pasillo, algunas directamente en la barandilla, otras en el suelo. Hasta ese momento, que busque una vía alternativa, para no terminar como casi terminé. En un segundo, que digo, en centésimas de segundo, vi las plantas que estaban en la barandilla, y calcule que si me giraba demasiado, para evitar que mi cuerpo que todavía llevaba la prisa que por quedarme dormido necesitaba terminara sobre el tuyo, esas plantas que tanto adornaban el pasillo iban a terminar en el patio interior.

Si solo fuera por las plantas, por las macetas, por la tierra que se iba a derramar, hubiera sido lo más lógico, lo más adecuado, girarme, evitar el contacto de tu cuerpo con el mío, y seguir con lo que todavía me urgía. Pero recordé que a esa hora, tempranito, el patio interior estaba lleno de quien como tu y yo iba al trabajo, de quien estaba esperando la guagua escolar, incluso de ese grupo de jubilad@s, que además del entusiasmo mantenían la costumbre de madrugar.

Cuando ya estaba pensando que la única posibilidad era la tele transportación, terminaste de cerrar la puerta y te incorporaste. !! Ya está ¡¡ pensé, pero que vá, mi gozo en un pozo.

Seguramente tu también estabas ensimismada en tus ideas, en tus proyectos, o vete tu a saber en que estarías pensando a esas horas de la mañana, lo cierto es que al cerrar la puerta, al retirar la llave e incorporarte para dirigirte a los ascensores, sin darte cuenta, ocupaste el único sitio por el que podía intentar pasar yo sin terminar entre tus brazos.

Al darte cuenta de la situación, al notar que sin ser mi intención, estaba a punto de pasar por donde estabas tú. Como acto reflejo, tus brazos extendidos con la palma de las manos vueltas hacía mi, se apoyaron en mi pecho, para intentar amortiguar un poco el impacto. Tus llaves, que hasta ese momento tenías en la mano, cayeron al suelo y la carpeta que llevaba yo en la mano, fueron al encuentro de tus llaves y ahí se quedaron. Extender tus brazos fue útil, pero no lo suficiente, seguramente por el impulso que llevaba yo todavía.

Mis manos siguieron el mismo camino que las tuyas, solo que al llegar a tus pechos, al notar su suavidad, al ser consciente de lo incómodo de la situación, en vez de extender la palma de las manos y apoyarlas en tus pechos, como habías hecho tu, yo separe un poco los brazos de forma que se deslizaron a ambos lados de tu cuerpo hasta encontrar algo sólido que me sirviera para amortiguar parte del impulso que amenazaba con dejarme entre tus brazos.

Con las palmas de tus manos casi tocándome el cuello, los codos flexionados, los antebrazos descansando en mi pecho, mi pecho demasiado agitado al sentir el olor de tu pelo, mis manos, algo doloridas por el impacto que sufrieron al llegar a la pared que estaba detrás de ti, y que evitaron que estuviéramos apenitas mas cerca del cielo.

Aunque no me atreví a preguntarte, supe en ese instante, que por lo menos ese día, te habías duchado con algún producto propio de peques, por el olor inconfundible que tienen todas las colonias de bebés.
Ese olor tan suave, tan penetrante, tan de mi infancia, que tantos recuerdos me trajeron, termino por dejarme fuera de mi, todavía con los músculos tensos por la adrenalina, por la certeza de llegar tarde, por la impresión que sentí cuando por un instante sentí que igual alguna maceta se caía, con el riesgo para quien estaba en el patio interior.

Igual que después una carrera no esperada, de un esfuerzo físico inusual, nos quedamos por un momento casi sin respiración, casi en trance, así me quedé yo, hasta que sentí como intentabas acomodar un poco mejor las manos sobre mi. Me di cuenta en ese momento de que el bolso que llevabas en bandolera en la espalda, había propiciado que estuviéramos tan cerca, al impedir que tu espalda llegara hasta la pared. También me di cuenta, de que estando con el bolso entre tu espalda y la pared demasiado cómoda no podías estar.

Que ojitos mas lindos pude ver en ese momento, todavía no soy capaz de interpretar lo que sin hablar, solo con la mirada me intentabas decir. De nuevo ese olor que casi sin querer me transporta a mi infancia, puede que incluso a mi niñez. Ese olor, me hace recordar que si hace 5 minutos iba con poco tiempo, con más prisa de la habitual, ahora voy de mal en peor.

Nos incorporamos como podemos, evitando en lo posible más contacto físico del necesario, recogemos las cosas que han estado mirándonos desde el suelo, mi carpeta, tus llaves, las mías también, te colocas bien el bolso en la espalda, las gafas de sol de nuevo en el pelo, y casi sin querer estamos a punto de tropezar otra vez, cuando llevados por las prisas, intentamos andar de nuevo los dos a la vez por el pasillo.

Tienes el detalle dejarme pasar primero, y aunque los dos sabemos que en otras circunstancias hubiéramos estado con un tira y afloja del tipo "No, pasa tu,", "Que vá, tu primero, por favor", con las prisas, con el retraso que llevamos tanto tu como yo, la poquita sensatez que nos queda después de haber sentido nuestras respiraciones casi acompasadas, esa poquita sensatez nos dice a los dos que mejor ponernos a andar de una vez y dejar esa 'muestra de educación' para la siguiente vez.

Nos dirigimos a las escaleras, porque sabemos de utilizarlas día si y día también, que cuando vas con prisas, lo más rápido es bajar por tu propio pié, sin tener que esperar por el ascensor, evitando que alguien sin ser consciente de las prisas que llevamos, en vez de pulsar la planta del garaje, pulse la planta baja, causándonos algo más de retraso del que ya acumulamos.

Antes de llegar a las escaleras, ya he visto, imagino que tu también, el balde con agua en el primer escalón señal inequívoca de que están limpiando las escaleras, y eso sí que no, intentar bajar unas escaleras con el suelo todavía húmedo por el agua del lavado, sumado a las prisas que llevamos no es como para intentarlo hoy, ahora.

Con los dedos cruzados para que el ascensor esté en esta planta; para que esté vacío a estas horas; para que no llegue nadie corriendo a coger el ascensor mientras entramos nosotros; para que nadie lo llame y lo haga parar en otra planta mientras llegamos hasta el garaje.

La suerte parece que sigue estando de nuestra parte. El ascensor está en esta planta, entramos con la misma rapidez con la que llegamos, y sin mirar al exterior, para no tener remordimientos si alguien nos hace señas de que esperemos, porque tenemos claro, que ahora no pararemos.

Con las prisas, con la falta de coordinación, hacemos los dos por poner la llave que permite que el ascensor baje hasta el garaje. Ahora si he sentido tu piel mientras retiro mi mano, para que puedas poner la llave que nos llevará a la vida diaria, a la rutina, al saludo ocasional en las escaleras, en la piscina, incluso puede que volvamos a coincidir en el pasillo, ya sea por la mañana, al atardecer.

Fue en ese instante, cuando nos dimos cuenta de que nos encontrábamos en la misma parte del ascensor, hecho poco habitual, pero ahí estábamos, casi de casualidad, sin apenas conocernos.

Como si fuera algo premeditado, como si lo hubiéramos ensayado, solo fué necesario girar un poco, tu hasta sentir tu espalda apoyada en una de las esquinas del ascensor, para evitar que el bolso, que seguía en bandolera te volviera a molestar. Yo me giré hasta estar tan cerca como habíamos estado hace unos minutos, tan cerca como me permitían tus brazos que de nuevo volviste a descansar en mi pecho, no se si como elemento separador, o como medio de unión, con esa presión que hacían tus antebrazos en mi.

Volviste a mirarme con los mismo ojos, algo más de brillo en la mirada, la misma sonrisa en la boca, pero ahora con el labio inferior apenas mordido, los ojos un poco entrecerrados, los hombros apenas encogidos, como diciendo "Estoy aquí, venga anímate", dejándome ver que si querías, podías llegar a ser un poco más ruín de lo que aparentabas en esos saludos éticos, correctos, demasiado educados, cuando el azar hacía que nos cruzáramos.

La breve pausa que estábamos disfrutando desde que subimos al ascensor, al ser consciente de que por mucha prisa que lleváramos no podíamos hacer nada hasta llegar al garaje, esa pausa desapareció en el mismo instante que nuestros labios dejaron de ser dos para ser uno solo.

En ese instante, volvimos a correr, a sentir que debíamos apurar ese instante antes de que el sonido que avisa de que el ascensor se ha detenido, sonido que casi siempre agradecemos, porque nos permite salir de ese habitáculo donde las evitamos que se crucen las miradas, donde evitamos el contacto físico, donde las conversaciones son de lo más absurdas. Ese sonido ahora es lo que menos deseábamos.

Al fundirse nuestros labios en un solo beso, se fundieron también nuestros cuerpos, mientras retirabas tus brazos de mi pecho, pasándolos con exquisita lentitud, con algo de presión en las costillas, como si tu único propósito fuera cerciorarte si me faltaba alguna, si las tenía todas, o tal vez intentabas jugar a tocar el arpa, deslizando tus dedos sobre mi camisa, hasta notar el tacto un poco más duro de las costillas.
Cuanto tiempo se puede emplear en recorrer con unas manos de mujer unas costillas como las mías?. No lo sé, pero a mi me pareció una eternidad.

Sé que notaste que al ponerte a jugar, al acariciar mis costillas, notaste como en un acto reflejo separé mis labios de los tuyos, aunque no era esa mi intención, pero al sentir la presión de tus manos, las caricias de tus dedos, mis hombros se encogieron, mi cuello tomo vida propia, y mi respiración hasta ese momento agitada, se desboco, provocando que ese beso tierno, apenas de labio a labio, se interrumpiera.

Vaya que lo notaste. Me miraste un poco sorprendida, queriendo preguntarme talvez si algo me había molestado, si me encontraba bien, si me apetecía seguir. Pero no hizo falta que me preguntaras. La respuesta estaba en la expresión de mi cara.
La boca entreabierta, para poder respirar, buscando el aire que me faltaba desde que empezaste a jugar; los hombros todavía encogidos; el cuello, girando despacio, como si quisiera encontrar una posición en la que estuviera a salvo de esas manos que amenazaban con apoderarse de mi; mi mirada, retándote a seguir.

Que bien supiste leer, lo que mi cuerpo te quería decir.
Tuviste el detalle de no decir nada, de no interrumpir ese momento en que el resto del mundo ya no existía, en que la única realidad de la que era consciente eran tus labios, tus manos, tus ojos y poco más.

Dejaste deslizar tus manos, hasta llegar a mi espalda, para poco a poco ir subiendo por ella, hasta llegar a mi cuello, tomarlo con mimo, hasta conseguir calmarlo, para con suavidad, pero con decisión, llevar de nuevo mis labios hasta tus labios.

Esos labios de nuevo fundidos, de nuevo dialogando entre ellos ajenos a todo lo que no fuéramos tu y yo.

Para poder apreciar mejor el sabor de tus labios, flexione un poco los brazos, que desde que nos unimos en esa esquina del ascensor, estaban extendidos.
Tus manos jugaban ahora con mi cuello, con mi pelo, incluso llegaste a presionarme las orejas, hasta que notaste, que si jugabas demasiado con ellas, volvería a encoger los hombros, en ese acto reflejo de protegerme un poco de quien estaba demostrando que ponía interés en conseguir lo que quería.

Al estar tan cerca de ti, al notar como jugabas con mi pelo, ese beso tierno, poco a poco se fue transformando en algo más sensual, casi en lucha por ver quien besaba a quien, quien retenía el labio 'del rival' aprisionado entre los propios labios.

Solo quería jugar contigo de igual forma que hacías tú conmigo. Solo quería tomar tu cuello entre mis manos, para compensarte por lo me estabas haciendo sentir. Solo quería que si me quedaba sin fuerzas, tú estuvieras como yo, rendida, cargada de emociones, deseando que ese trayecto en el ascensor fuera eterno.

Al acercarme un poco a más ti, note tus pechos contra mi pecho. Hiciste una breve pausa, un movimiento apenas perceptible, de forma que tus pechos no quedaran mal colocados, de forma que mi cuerpo quedara casi centrado con respecto a tu cuerpo, para que tus pechos, estuvieran igual de cómodos que hasta el momento.

Al tomar tu pelo entre mis manos, para apartarlo, para poder jugar con tu cuello, tuve la sensación de que seguramente trabajabas en alguna agencia de publicidad, de que ese pelo que ahora se deslizaba entre mis manos, es muy probable que estuviera asegurado.

Notar la suavidad de tu pelo, como me costaba retenerlo entre mis dedos, la sensación de estar jugando con una suave tela de seda de importación en vez de con tu pelo. Esa sensación fue más de lo que podía imaginar.
Notar como no solo yo era maleable, sino que tu también te dejabas llevar por las sensaciones que desde tu cuello empezaban a recorrer tu cuerpo. Darme cuenta de que mientras tu cuerpo intentaba no estar a mi merced, tus manos en mi cuello me retenían, apenas me permitían alejarme de ti.

Sentir que por momentos tus piernas tuvieron un ligero estremecimiento, pero ni así dejaste de estar colgada de mi con tus manos por el cuello.
Al atraerme más todavía hacía ti, tuve que dejar tus labios, tuvimos que interrumpir ese beso, hasta darme cuenta de que me estabas ofreciendo tu cuello. Si antes había notado el olor de tu gel, de tu champú, de tu colonia, o de lo que fuera impregnaba tu pelo, al volver a olerlo, ahora estando casi con mi cara por entero dentro de tu pelo, volví a perder el poquito sentido común que todavía me quedaba.

Con el mismo mimo que hace un momento eras tu quien tomaba mi cuello, con la misma determinación que mostraste para atraerme hacía ti, hasta tener mis labios al alcance de tus dientes, porque no lo negarás, verdad? entre beso y beso, ponías empeño en darme un ligero mordisco, cuidando de no hacerme daño, pero marcando tu territorio, dejando claro, que si te lo proponías, me ibas a tener a tu entera disposición.

Por fin conseguí sujetar tu pelo de forma que debido a su suavidad no se escapará entre mis dedos. Fui bajando la mano sin dejar de mirarte a los ojos con una doble intención, ver si me decías que te estaba haciendo daño, pero también para que vieras que si de jugar se trataba, no sería yo quien se quedara a un lado.

Mientras notaba como tu cabeza se inclinaba hacía atrás, siguiendo al pelo, notaste tu también que tu cuerpo hasta ese momento unido en tu espalda al ascensor, empezaba a arquearse, uniéndose más todavía a mi cuerpo.
Notar tu cuello, empezar a besarlo, con besos chiquitos, desde la parte de atrás hasta la garganta; por momentos hacer una pausa, y ofrecerte un beso un poco mas intenso, como cuando estamos bebiendo y quieres apurar todo el contenido, que empiezas a absorber, de esa forma estaba intentando aplacar mi sed por ti.

Seguir con mis labios los movimientos erráticos con los que tu cuello intentaba librarse de mis labios, de mi lengua, de mis dientes. Notar que por momentos, intentabas jugar conmigo, cuando en un vano intento de recuperar el control, tomabas el pelo de mi nuca, tirabas de él, buscando que dejara de estar sobre ti, hasta que te dabas cuenta, de que tenías muy pocas probabilidades de separarme de tu cuello, de tu pelo, de ese olor que me tenía perdido entre tus labios de mujer.

Al tiempo que descubrí lo sensible que eres a los estímulos en tu cuello, noté también que habías vuelto a dejarte llevar, que las sensaciones habían podido mas que tu voluntad, y al centrar toda tu atención en mi cuerpo, en tu cuello, tus piernas volvieron a flaquear.

Si antes no me preocupé, porque estabas apoyada en la pared del ascensor, ahora, al tener el cuerpo arqueado, debido a que en un impulso de lo más natural tomé y tire de tu suave pelo, haciendo que tanto tu cara como tu cuerpo se curvaran hacía atrás, como cuando ponemos el cordel a un arco, que queda tenso, preparado para descargar toda la tensión acumulada.

Para evitar que te cayeras; para evitar que en tu caída me llevaras contigo, ya que todavía tenías tus manos alrededor de mi cuello; para evitar sentir mi cuerpo sobre tu cuerpo, bajé mi mano derecha, que hasta ese momento estaba jugando con tu pelo, hasta tu cintura, en un desesperado intento de evitar que siguieras cayendo.
Y lo conseguí.
En ese mismo instante en que noté que te estaba sujetando con el brazo, mientras tu colgabas de mi cuello, mientras tu cuerpo arqueado casi casi se fundía con el mío, en ese mismo instante me di cuenta de que no podría mantener demasiado tiempo esa situación, con la espalda doblada, sosteniendo mi propio peso y además el tuyo solo con la espalda flexionada, porque para nada había dejado de sujetar tu pelo, de besar tu cuello, de notar tus pechos contra mi pecho.

Al incorporarme, me di cuenta, de que mi mano derecha, al descender desde tu pelo, para sujetarte, debido a un error de cálculo, en vez de sujetarte por la cintura, había bajado un poco más, y en realidad te estaba sujetando en la parte superior de los muslos, o lo que es lo mismo, en la parte inferior de tus prietas nalgas.

Quise detener el movimiento, no incorporarme todavía, pero tanto la espalda como la cintura me recordaron que ya no podía volver atrás, salvo que quisiera terminar en el suelo sobre ti y eso si que no.
Mientras me incorporaba noté que mi mano derecha empezaba a resbalar, que desde donde había llegado por equivocación, a esa parte donde se unen las nalgas con los muslos, poco a poco iba ascendiendo y que casi con toda probabilidad no se detendría hasta llegar a tu cintura, que es donde desde un principio debería estar.

Si hubieras llevado pantalón ese día, no habría tenido mas repercusión que el aumento de presión que ibas a notar en esa parte tan íntima de ti. Al llevar ese vestido tan ligero, imaginaba lo peor, que al ir ascendiendo mi brazo, al encontrarte tu colgada de mi cuello, y solo sujeta por mi brazo en tu muslos, al tiempo que subía mi brazo, tu vestido le seguiría, pero no tenía remedio.

Afortunadamente el vestido, largo, elegante, ligero, evito que además de esos muslos morenos, bien torneados quedara expuesto ninguna otra parte de ti.

Lo que no me esperaba de ti, es que al notar que me estaba incorporando, que mi brazo había recorrido toda la parte superior de tu muslo, había hecho presión en tus nalgas, hasta llegar a la cintura, desde donde ahora te sujetaba, te retenía, casi casi te apretaba contra mi. Lo que no esperaba de ti es que tomaras impulso con tus pies, que te colgaras un poco más de mi, que recogieras esos muslos bronceados pasándolos por mi cintura, y que tus pies se cruzaran a mi espalda, apretando mis caderas entre tu pelvis.

Sorprendido por tu reacción, por sentir como te apretabas contra mi, como me retenías con toda la fuerza de tus piernas enlazadas en mi espalda, como en esta ocasión no te importaba que mi cuerpo quedara centrado con tu cuerpo, para que tus pechos estuvieran sin recibir demasiada presión, más bien parecía al revés, que por momentos te movías, buscando sentir una mayor presión, que los estrujara, de un lado a otro, de arriba a abajo, con un movimiento casi circular, como si en vez de mi pecho, fueran mis manos las que jugaran con tus pechos.
No falto nada para que perdiéramos el sentido del equilibrio, porque el sentido común hace tiempo que lo habíamos perdido los dos.

Sentir tu espalda contra el ascensor, darme cuenta de que yo estaba un poco inclinado hacía delante, que lo único que te mantenía a ti en esa posición, era la presión que hacía mi cuerpo contra el tuyo, contra el ascensor, notar que de nuevo volvías a jugar con mi pelo, que tus labios habían vuelto a encontrar los míos y estaban en ese diálogo sin sonido, donde todo vale, donde todo es consentido.
Saber que esos mordiscos en mis labios, son apenas el preludio de lo que me quieres hacer, que cada uno de estos regalos que me estás haciendo, en cuanto puedas, me vas a exigir te los devuelva con mucho interés, como debe ser.

Para poder sujetar mejor tu cuerpo, para no depender solo de tus manos engarzadas en mi cuello, de tus pies alrededor de mis caderas, pasé mis manos bajo tus muslos, en tus nalgas, sin recordar, que debido a la posición en la que nos encontramos, el vestido se ha terminado de subir, que se encuentra ovillado a la altura de tu cintura, atrapado entre tu cinturón y el ascensor.

Al notar mis manos en parte sobre tu piel desnuda, en parte sobre las braguitas que imagino llevas, confundir la suavidad de la seda, con la suavidad de tu piel, notar donde termina la braguita y donde me puedo perder, notar como ese escalofrió que se ha apoderado de mi, te está recorriendo también a ti.

Notar que esa suave brisa que nos está acariciando es debido a que el ascensor, al terminar su recorrido, está abriendo las puertas de par en par, pensando que este trayecto ha sido como los que realizan l@s demás inquilinos durante el día a día.
Al darnos cuenta de la situación, de que ya estamos en el garaje, de que por mucho que nos apetezca continuar, pulsar de uno en uno todos los botones del ascensor, para de esa forma, seguir entrelazados, besándonos, buscando yo en ti y tu en mi motivos para por un día dejar de lado el resto de las ocupaciones, y centrarnos solo en nosotros, a pesar de que sabemos qué es lo que necesitamos, recuperamos la compostura, influenciados por el hecho de que el ascensor está cerrando las puertas, seguramente para atender alguna llamada.

Salimos del ascensor al garaje, y estamos de nuevo en la realidad que tan bien conocemos, volvemos a ser dos vecinos que llevan prisa, que ya van con algo de retraso, que se saludan hoy de una forma diferente, porque en vez del habitual "Buenos días vecin@, que tenga un buen día", hoy, mientras nos dirigimos a nuestros coches, el saludo es en sin silencio, sin palabras, solo con la mirada.
·


Saborear toda la Receta ;-)


31 ago 2008

La Taza de Te


No se si fue por casualidad, o acaso fue simplemente porque sí, pero cuando me quise dar cuenta, estaba sentado frente a ti, atento al sonido de la tetera, esperando para tomar té en vez de beber café.

Si bien es cierto, que el té, lo mismo que el café siempre que puedo prefiero tomarlo a temperatura ambiente, por que no es café o té frio lo que yo tomo, es solo natural, sin añadirle hielo, sin ponerlo en la nevera, solo dejarlo atemperar, que se tome su tiempo, que se deje querer, que se asiente, que me haga sentir bien.

Preparar esa taza de té, comprobar que el calor pueda llegar hasta ti, que esté apenitas mas que tibio, notar que con algo de suerte, el calor que vas a pasar, disimulará el que siento por ti·

·Tomar esa taza entre mis manos, hasta que tomen un poco de calor, bueno , un poquito mas, para que luego pueda parte de ese calor compartirlo con . .. .... si, contigo casi RuYn, Si.

Estar sentado frente a ti, con una mesa chiquita, que casi nos podamos susurrar.
Cuando me esté empezando a costar mantener esa taza de te, con ese poquito de calor que he tomado prestado, hacerte un guiño de ojos, esbozar apenas una sonrisa, llamar tu atención, para que tomes el relevo, para tener mis manos libres, incluso puede, si te haces la remolona, que con la nariz, haga como l@s conejill@s cuando están comiendo (sabes como es? no? pregúntame y te enseñaré), y no, no te preocupes por reírte de mi.

Dejar que seas tu quien tome la taza de té, ver como notas el calor, sin saber si es todo del té, o parte del calor es el que siento yo. En cuanto tomes la taza, antes casi de que llegues a notar el calor, poner mis manos sobre las tuyas, para que además del calor de la taza de té, desde el interior, puedas sentir algo parecido a lo que siento yo, para que esas manos, estén calentitas, cálidas, arropadas, que no les falte casi de nada.

Cuando vayas a apartar las manos (pobrecita) de la taza de té, intentaré que las mantengas apenitas más, que notes como en ocasiones merece la pena esperar. Que raro, verdad?

Dejar con cuidado, la taza sobre esa mesa minúscula, y tomar tus manos, llevar una a tu cuello, la otra a mi cara.
Mirarte a los ojos, mantenerte la mirada, ver si notas como estoy notando yo, el calor que va de tu mano a tu cuello, recorre parte de tu cuerpo, pasa por tu pecho, repleto de cositas lindas (a que sí) y a través de tu otra mano llega hasta mi, para recordarme, por si acaso lo hubiera olvidado, que hoy, me invitaste tu a mi.

Seremos capaces de mantener ese mesa, así, tal cual? Si, creo que si, por lo menos por el momento. Siempre podremos, rodarla a un lado, o utilizarla, dependiendo del momento, para seguir tomando esta taza de té, o para tomar "A saber Qué".

Volver a tomar la taza, primero yo, dejarla descansar luego entre tus manos. Ahora que ya sabes como mantenerla, puedo, mientras miro como notas el calor, levantarme, acercarme apenitas más a ti, casi RuYn, Si.

Pasar detrás de ti, que sigues sentada, apoyar mi pecho en tu espalda, mi boca en tu cuello, mi mejilla rozando tu piel.
Comprendes ahora, porque en esa mesa chiquita, casi diminuta, además de sillas hay taburetes, sin espaldar. Sí, ahora lo sabes, ahora sabes también, porque cuando hiciste por sentarte en una silla tradicional, insistí un poco para que en vez de una de las sillas, ocuparas un taburete, sin espaldar, que me permite, llegar un poco más a ti, notar tu espalda, que me puedas sentir tu a mi.

Esa sonrisa que estás empezando a mostrar, seguramente es debido a que no imaginas, como puede ser, la próxima vez que me invites a que te invite yo a tomar otra taza de té.
Casi seguro que por mucho que insista, que lo intentes, te sentarás "Sí o Sí" en una silla con espaldar.

Pobrecita, sin saber que eso es precisamente lo que esperaba, por que tu, casi sin querer, casi RuYn, Si, me vas a facilitar, que en esa próxima taza de café, vuelvas a estar cerquita de mi, saboreando como en esta ocasión, la invitación, la taza de te, la compañía, y si nos portamos bien, hasta postre podemos tener.
O era comportarnos lo que debíamos hacer?.

Ahora que estoy junto a ti, notando tu espalda, cada movimiento que intentas hacer, ahora, que te cuesta mirarme a los ojos, que en ocasiones me han delatado, ahora no puedes adelantarte a lo que voy a hacer. Acercar mis manos, tus manos, la taza, el té, el vaho que desprende, el aroma que tiene, hasta que esté cerquita de ti.

Que llegues a notar parte del calor en el mentón, que parte del vaho, lo notes también, que el aroma, llegue hasta la nariz, inhalar, llenar los pulmones, como cuando tienes que decidir, buscando que ese aire fresco, cargado de sensaciones, libere tu mente, de paso a emociones. Buscas, con algo tan simple como la respiración, casi casi hacer un "Majo y Limpio", como si de un juego de cartas se tratara.

Soltar tu mano izquierda de la taza, y llevar tu mano derecha, mi mano y la taza, a tu piel, a tu cara, subir por tu mejilla, llegar hasta el oído, avanzar con cuidado, hacer que notes el calor en tus labios.
Mientras mi mano izquierda, jugando, engarzada con tu mano, que trata de librarse, que me quiere atrapar, que intenta que esté más cerca de ti todavía.
Por momentos, dudo cual de las dos manos hacer por retirarse, lo justo para ya sea la tuya o la mía, haga por retenerla, y casi al unísono, como reloj bien ajustado, lo intentamos al revés, ahora es la otra mano la que busca escaparse, o solo lo hace por ver el interés?

Darte a probar esa taza de té. Entre que estoy detrás de ti, que no te puedo ver, que estás tratando de zafarte de mí para intentar ser tu quien me lo de a probar. Guiar tu mano, la taza de té, hasta que lleguen hasta tus labios, de los q tantos simil-besos me he librado. Llevar esa taza de té, que intentes beber, pero dejar que solo un par de gotas puedas probar. Q tengas q mostrar esa "Luenguita" que busques un poco más.

Te pillé. No lo esperabas, verdad?
Mientras intentabas saborear ese poquito de té, todavía tibio, voy retirando la taza de té, y si, ha funcionado, te has concentrado tanto que no te diste cuenta de que me estaba acercando, de que mis labios estaban poco a poco reemplazando a la taza de té. Cuando fue que notaste que lo que estabas besando aunque igual de cálido, casi tan húmedo como la taza de té, eran mis labios, que desde que llegaste te estaban buscando.

Como sigues intentado zafarte (mira q eres tozuda, animalit@ de Dios), he tenido que poner un poco más de determinación, la suficiente para que mi mano, junto con la tuya, te cojan por la cintura, que notes como si me dejas, te puedo retener.

Notar como tu respiración por momentos se vuelve agitada, al saber q estás casi a mi disposición, porque así es como quieres estar, jugando, retándome, sin saber que es lo próximo que puedo querer hacer, sabiendo que en todo momento, estarás bien, mimada, aunque con algún que otro 'recordatorio' de que si estás así, es por ofrecerme que te mostrara como saborear esa taza de te.

Sí, ya se que tal y como vamos, de la taza de té, yo por lo menos, hace un buen rato que me olvide, tanto es así que te han caído algunas gotas sobre ese blusa que llevas, con la que dejas entrever que tus pechos también han notado mi pecho sobre tu espalda, mis manos cerca de tu piel, mis besos en tu cuello, mi respiración agitada, mi mano rodeando tu cintura, mi mirada en ti, a través de ese espejo desde el que me miras, y que a pesar de que al mirarme a través del epejo, que duplica las distancias, sigues notando que estoy cerquita de ti, tanto que por momentos me cuesta distinguir tu respiración de la mía.

Respiración que con frecuencia se encuentra acompasada, agitándose a la par, sin saber cual de las dos empezó a hacerse notar. También al revés, según una de las respiraciones, que más da cual, verdad?, tan pronto como una de las respiraciones consigue serenarse, la otra, por empatía, le sigue, y vuelve a la normalidad, a veces incluso llega un poco más allá, hasta casi desaparecer, tanto que cuesta notarla, que apenas distinguimos si todavía respiramos, o si ya llegamos.

Si hasta hace un momento tus pezones empezaban a destacar tras la tela, ahora, con el poco de té que se ha derramado, con la humedad, en parte también por la excitación que puedes haber sentido cuando has notado donde estaba mirando yo.

Que carita de sorpresa, casi casi de agobio?, al darte cuenta de que por mucho que quieras mantenerte al margen, es@s pizquitos de ti, casi RuYn? Sí, me están diciendo que Sí, que siga, que por lo menos, lo estoy haciendo bien, que además de saborear el té, si tengo suerte, si te apiadas de mi, también podré saborearte a ti.

Mi mano izquierda, en mi afán de que no te zafes, de que no te escapes, de intentar evitar que seas tu quien me atrape a mi, casi sin querer, han ido levantando esa blusa que llevas, ahora empapada, ahora 'arremangada', hasta dejar casi al descubierto tus pechos, con los pezones erectos.

J*er, casi RuYn? Si, notar como mi antebrazo, roza con tu barriguilla, como fue subiendo hasta llegar al pliegue donde termina el estómago y empiezan tus senos. Notar tu reacción a mi tacto casi casi amasándote, estirando la piel. Has hecho, no sé si a proposito o sin querer, pero has hecho que pierda la poquita concentración que me quedaba, y por fin conseguiste zafar tus manos de mi.

Además de impulsiva, cuando quieres, eres rápida con ganas, casi RuYn, Si. Casi al tiempo de darme cuenta de que habías liberado tus manos, cuando intentaba volver a tomarte, veo que has sido más astuta, y mientras con tu mano derecha me retienes por el cuello casi casi sobre ti, con tu mano izquierda mantienes mi mano en contacto con tu piel, amasando tus pechos, haciendo presión en tus senos. No contenta con lo que casi me obligas a hacer, no es que me moleste, ni que me resista, al revés, me gusta que de nuevo vuelvas a tomar la iniciativa, que me lleves por donde quiera que estés, que me digas, lo que 'debo' hacer.

Has guiado la palma de mi mano, hasta que quede sobre tu pecho, me invitas a jugar, y la verdad, si para aceptar una invitación no necesito apenas na_d_na, cuando me guías, cuando noto la suavidad de tu piel, cuando mis dedos encuentran tu pezón, cuando lo pueden acariciar, cómo cuando muevo la mano, o la retienes, o la sigues, para no perder el contacto, para seguir sintiendo, para de esa forma, decirme que tu también 'Estás'

Que es lo que me invitaste a tomar?
·


Saborear toda la Receta ;-)


18 ago 2008

Como nos vamos a poner


Como dice el refrán "Donde menos lo esperas salta la liebre", y algo parecido me ha pasado.

A raiz de " .:· Me supo ·:. " me están pasando cositas a cual más linda.
Un@ de l@s habituales de la cafetería donde me miman con el cafelito, donde cada vez con más frecuencia me encuentro como en mi casa, bueno, debería decir la casa de mis "agüelit@s", que es donde acostumbrábamos tomar el café por las tardes. Esa cafetería donde me encuentro entre "cafeter@s", la misma donde si por mí fuera, pasaría un ratito cada día.

Te ha pasado de ir casi cada día a la misma cafetería, y ver a la gente que acostumbra coincidir contigo, en ese horario, y con la que te limitas a intercambiar un 'Buenos días', un 'Hola que tal'.
Te ha pasado que en ocasiones, se intercambian el periódico, o te piden que les acerques la sal, las servilletas y poco más?·

·Algo así me pasaba a mí, hasta que un día, después del 'primer café que me supo', se me acerca, un@ de est@s conocid@s, y me dice bajito, como para que no se escuchara, "Que está tomando?"

La verdad, la pregunta me cogió sorpresa, ya que estaba 'tan metido dentro del café' que saboreaba, tan absorto en notar su calor, su aroma, en paladear su sabor, el sabor de ese buen café solo "p'a l@s cafeter@s"que no me di cuenta de que llevaba algunos minutos observando como me quedaba 'embobao' mientras me tomaba el café.

J*er, la respuesta era evidente, estaba tomando un café, pero ya que me había preguntado, que menos que responderle, aunque todavía no acertaba a comprender asunto de que venía aquella pregunta. Si en vez de esta persona, con la que no tenía apenas trato alguno, hubiera sido alguna de las personas con las que acostumbro estar (ya saben quien se pica es porque ajos come :-), juraito que enseguida habría estado buscándole cinco pies al gato (NO, no son tres), ya que una pregunta como esa, con una respuesta tan evidente, no podía sino tener gato encerrado.

Le digo que estoy tomando un café, y su respuesta apenas tuvo desperdicio, "Eso ya lo sé". Ustedes lo entienden? No, verdad?, pues yo tampoco, por lo menos en ese momento.
Se presenta, me presento, un saludo, y me dice que me ha estado observando?? y que sabe que estoy tomando un café, pero lo que no sabe es porqué mi café no es como el café de l@s demás. No sabe (se ha dado cuenta, que Jodi@), y esa era la respuesta que estaba buscando, no sabe porque a mí, y solo a mí, el cafelito no me lo sirven de la máquina, sino que lo traen desde la cocina.

Tuve que contener las carcajadas, de eso se trataba? Le comenté de forma más o menos resumida lo que me había ocurrido hace algunas semanas, y que desde ese día, me miman con el cafelito bien hecho, como el que me estaba tomando. De ahí pasamos a saludarnos cada día, a compartir un ratito de charla cuando coincidimos, a compartir el guiño del camarero cuando me sirve, a comentar cosas del día a día.

En una de esas charlas matutinas, me comenta que tiene un problema con su Pc, y que le trae por la calle de la amargura. Debía de ser importante, porque casi sin darme tiempo a interesarme por el Pc, por su problema, empieza a hablarme, dándome datos, contándome lo que ha hecho, lo que ha dejado de hacer. Por deformación profesional, lo reconozco, es casi un vicio para mí, le voy preguntando, y me va contestando, y la verdad, había intentado casi todo lo que yo habría hecho de ser mi caso.

Curioso, pero hasta ese día no habíamos hablado, en esas mini-tertulias de a qué nos dedicábamos, por lo que le dejo una tarjeta mía, y le digo, que si quiere puedo en algún momento acercarme hasta donde tenga el Pc y ver de solucionar el problema, que no por pequeño dejaba de ser molesto.

Aquí vuelve a sorprenderme. Si ya me sorprendió días atrás, cuando se dio cuenta de que mi café no era como el que le servían a los demás, por momentos me pareció ver en su rostro un "Venga, vamos, a que esperamos, que para después es tarde".

Poquitas personas conozco, aparte de mí, claro, que les guste hacer las cosas desde que se puede, sin estar esperando mejores momentos. Miro el reloj, hago un repaso mental a las cosas que tengo en la agenda para ese día, y le digo "Vamos". Ahora quien se sorprendió no fui yo, sino al revés, Jejeje.

Seguramente no esperaba la respuesta que le dí. Me termino el café que estaba tomando y al preguntarle que donde tiene el Pc, me miró como diciendo, "ves, ahora te vas a arrepentir" mientras me dice que en su casa, cerca de Fontanales. J*er, 'casi ná'. Estando como estábamos en el sur de la isla, para llegar hasta Fontanales, nos quedaba como mínimo una hora de carretera normalita, y luego media hora por otra carretera más 'entretenida', subiendo riscos, bajando barrancos, entre eucaliptos la mayor parte de las veces, con 'toitas' las curvas que quieras coger y alguna más.

Desde luego que no era cuestión de dada la hora que era, salir en ese momento a ver el PC, sobre todo porque apenas íbamos a tener tiempo de llegar, verlo, y tener que volver, porque después de todo, hay más cosas que hacer. Quedamos, eso sí, para 'pasado mañana', y que desde tempranito salía para su casa. Me dice que de acuerdo, y que me estaría esperando, para indicarme el lugar.

Llegar hasta su casa es sencillo, si sabes donde está, de lo contrario, pasaría una y mil veces por delante de la casa, sin darme cuenta siquiera, y eso ya le añade un poco más de mérito al lugar, al sitio, a ese remanso de paz, porque 'juraito', a esa casa no llega nadie que no sepa donde está.
Para llegar, hay que estar muy atento, ya que en una de tantas curvas, a la izquierda para ser más exacto, y cuando todo tu 'ser' te dice que gires el volante a la izquierda porque de lo contrario te vas al barranco, justo en ese momento, es cuando tienes que girar a la derecha. J*er, que susto. Menos mal que me guiaba desde su coche, y que en el ratito que le seguía, desde que nos encontramos, había comprobado que a pesar de los pesares, conduciendo es casi tan buen@ como yo, que ya es decir

Para l@s que no conozcan bien la carretera, decirles que la carretera que lleva hasta el lugar, es 'tranquila con ganas', carretera en la que te apetece bajarte del coche y 'casi casi' echarte a caminar, o por lo menos, sentarte un momento y respirar el aire fresco, limpio, aire con aroma a eucaliptos, a retama, 'a campo'.
Pues si esa carretera es así de linda, cuando dejamos la carretera general y nos "tiramos P'al barranco",empezamos a bajar, parecía que estuviéramos en otro sitio, lejos del resto del mundo, un sitio para soñar.

Cuando llegamos, me encuentro con una casa chiquita, coqueta, blanca, con puertas y ventanas de madera (pero de la de antes, madera de verdad), con tejas, formando parte del lugar. Con un nogal plantado a un lado, con una higuera un poco más allá, con un par de perr@s bardinos que te miran, y de no ser porque llegas con alguien conocido, no te dejan ni bajar, no porque sean fieros o agresivos, no, pero solo con ese mirar que tienen, se te quitan las ganas de bajar. Que diferencia, como en este caso, que llegas con gente conocida, de repente te encuentras 'jugando' o mejor dicho, eres un juguete para esos dos 'peluches' de casi 50 kilos cada uno. J*er, como para portarse mal. Y lo más bonito de todo, no hizo falta sino que les llamara por su nombre, para que dejaran de jugar, para que volvieran a echarse debajo de la higuera, y no les volvimos a escuchar.

La casa donde estaba el Pc, fue seguramente el granero de la casa principal, pero que carajo, acogedora con ganas, convertida en un apartamento rural, a dos niveles, con vigas de madera en el techo, con otra viga manteniendo la sala de estar, con una escalera de obra en una esquina, albeada de blanco, con piso de madera, vamos, un encanto de lugar.
En ocasiones había leído que parte del encanto de los sitios pequeños, aparte de que es más sencillo de limpiar (lo que hace la práctica, o la necesidad), parte del encanto es que encuentras todo 'a mano'. En esta casa también, pero está todo tan bien situado, tan bien 'conjugado' que para nada notas agobio, más bien al contrario, da la impresión de que hasta sobra espacio.

Como se da cuenta de que me he vuelto a quedar 'embobaito', me ofrece sentarme, mientras pone la cafetera al fuego, J*er, como aprende la gente, que fácil soy de convencer. En lo que la cafetera empieza a hacer su trabajo, me enseña la casa. Se nota el mimo que ha puesto en ambientarla, en decorarla, en darle un toque muy personal.

Cuando nos queremos dar cuenta, es la una, casi la hora de comer, y la verdad, no nos apetece nada salir. Mientras estaba mirando el Pc, habíamos tenido tiempo de tomarnos un par de cafés, degustar unas lonchas de jamón serrano, con unos cachitos de queso curado, que manjar, cositas ricas para el paladar. La verdad, pensé para mí, difícil va a ser superar estos cachitos de gloria con los que me había 'engatusado' hasta el momento, ya que además de este picoteo, habíamos estado hablando de casi todo, hay que ver lo que ayuda el sitio, el lugar, el café, el vino, el pan de leña y todo lo demás.

Pero al parecer, no había hecho más que empezar. Mientras sigo negociando con el Pc, para que haga las cosas como tienen que ser, en la cocina, se oye "ruido de cacharros', oigo una sartén en la que están friendo 'algo', empiezo a oler, esto no se hace, si hasta el momento había conseguido mantener a raya las ganas de comer, al oír el ajetreo en la cocina, y sobre todo oler, J*er, esto es más de lo que puedo soportar.

Dejo al Pc por momentos, haciendo otra nueva actualización, y me animo a bajar al salón / comedor / cocina. Veo que está empezando a poner en la sartén, unos trozos de carne en adobo. Trozos pequeños, con hueso, con carne también, pero con hueso. Entre el hambre que tenía, el fresquito que hace en la casa, sin llegar a ser frío, el olor del aceite al freír el adobo de los primeros cachos que había puesto, el aroma del adobo, literalmente, se me está haciendo la boca agua.

Me acerco, y juraría que lo que está friendo es carne de conejo. Le pregunto, y debió de notar mi sorpresa en la cara, porque me responde con algo de ironía, "que otra cosa podía ser".

!! Cuanto tiempo ¡¡. Desde la última vez que comí carne de conejo, en buena compañía, con buena gente, como tiene que ser. Llegado a este punto, 'Juraito' que perdí la noción de donde estaba, de que carajo había ido a hacer, poco a poco fui recordando las veces que había comido ese manjar, esa carne tan tierna, tan delicada, con ese gusto único, peculiar. Carne que para empezar hay que cogerla con las manos, nada de cubiertos ni zarandajas similares. Además, hay que ir mondando con mucho mimo, con mucho cuidado, cada cacho, cada 'pizca' de carne, porque algo tan exquisito no es cuestión de desperdiciarlo, de no saberlo aprovechar.

Le pregunto por la carne, ya que no es fácil de conseguir, salvo que pagues por ella, aunque me imagino que no sabe igual. Me dice que no, que este manjar, es solo para gente a la que aprecia, gente con la que está comod@, gente de bien, y al parecer entre es@s poc@s estoy yo, J*er.

Me dice, como si de un secreto se tratara, que no es nada fácil, que lleva tiempo, poderlos coger al lazo, que es como lo acostumbra hacer. Lo primero y más importante es estar atento al entorno, a los sitios por donde acostumbran estar, ver las marcas, ver por donde llega, por donde se va. Poco a poco, irl@s engatusando, ponerles algo de comer, cada ves más cerca, sacándolos de su terreno, para poco a poco irlos trayendo a tu terreno, trabajándolos, dejándose querer, y ya ahí, poco tienen que hacer.

Me cuenta que acostumbran ser tardes esperando que aparezca, sin ver ni rastro, que pueden ser tardes enteras en las que disfruta del paisaje, del lugar, de la brisa, de la bruma, pero sobre todo, al parecer, disfruta del juego que se entabla, entre el 'quiero pero no me dejo', 'me voy pero después vuelvo'; que han sido días de amanecidas, en que aprovechando que madruga por el quehacer cotidiano, se detenía 'para ver por donde salían', amanecidas, en las que llegaba de alguna fiesta, y antes de entrar en la casa, se quedaba esperando, para 'saludarle', ver como corría, para comprobar que sus expectativas iban en aumento, pero que todavía no había llegado el día; noches en las que estando junto a la puerta de la casa, sentado, disfrutando 'del sereno', oliendo el frío, viendo caer ese agua 'finita', que 'no moja, pero empapa', noches en las que me dice no le importa salir a estar bajo el nogal, o bajo la higuera, porque lo que le apetece es mojarse, empaparse, que en esas noches, con más intensidad todavía, lo siente alrededor, que nota como lo miran.

Con algo de disimulo, me fijo a ver si la carne está bien limpia (de pelos), no porque me importe mucho, la verdad, pero es más cómodo, si al preparar la carne se han tomado la molestia de limpiarla bien, nada sencillo por cierto. De lo contrario, mientras estás comiendo, vas a estar de vez en cuando, quitándote algún pelillo de la boca, y juraito que no me importa, o no por lo menos cuando se trata de este tipo de manjar.

Si el hecho de saber que me esta preparando esa carne tan rica, ya me está dejando fuera de lugar, veo que además tiene otra costumbre, otro hábito, que para mi es esencial, comer con las manos. Pocas cosas me causan tanta satisfacción como ir picando a medida que la comida se va preparando. Afortunadamente o no conoce a 'Lui', o le hace el mismo caso que yo (ningunito) cuando 'Lui' dice que mientras cocina no deja que nadie se le acerca.
Y es lo que hace, me invita, con uno de los primeros cachos que ha sacado, diciéndome que tenga cuidado no vaya a quemarme. Tanto se me nota la cara de 'hambre' que tengo? Da igual, cojo esa carne que me ofrece, con mucho cuidado, como si quemara, y no lo puedo evitar, a puntito de entrar en 'trance' me he quedado.

Al acercarlo a la boca para 'Jíncarle el diente' aprecio mejor el olor del adobo, del vino blanco, del pimentón, del laurel, del diente de ajo, y me habría quedado extasiado, solo con su olor, de no ser porque como bien me había advertido, me estaba quemando la mano en que lo sostenía. Esto no hace sino aumentar mi deleite, ya que como acto reflejo, cambio de mano, y me llevo la mano dolorida, con la que había estado sujetando la carne, a la boca, y ya no sé si estaba calmando el malestar de la quemada, o me estaba relamiendo con el sabor de la carne, del adobo. Tu que crees? :-)

Lo normal sería dejar que se enfriara un poco la carne, para poder saborearla, pero "que vá", dándole besitos me pasé todo el rato, con cada besito, aprovechaba para de un pequeño mordisco, volver a saborear esa carne tan rica, tan tierna, tan fresca, tan apetecible, tan buena. En la otra mano un pedazo de pan de campo, y sobre el 'pollo' de la cocina un vaso de vino blanco, fresquito, para acompañar. Sí, ya se que lo habitual, al parecer es la carne acompañarla de vino tinto, y reservar el vino blanco para el pescado, pero que carajo, si a estas alturas empiezo a hacer lo que se supone que debo hacer, o lo que esperan que haga, dejo de llamarme como me llamo, y eso si que no. Además, creo que no me equivoque demasiado, porque aunque tiene una buena bodega, con vinos propios, y otros no, de la botella que abrí, fresquito, semiseco, apenas afrutado, un poquito espumoso, si me descuido, apenas me da tiempo a catarlo yo :-)

No sé como, porque insisto, estaba extasiado, me doy cuenta de que solo estoy comiendo yo. Hago una pausa, por ver si no me he percatado de algo, le pregunto si estamos esperando a alguien, y vuelve a reírse de mí, vale, se ríe conmigo, pero de mí. Me dice que no, que no estamos esperando a nadie, y que no me preocupe, pero que si bien le encanta cocinar, disfruta más todavía viendo comer a quien como yo (casi me sonrojo) sabe apreciar una buena comida, que disfruta cuando algo tan sencillo y que ha preparado, consigue el efecto que esta produciendo en mi, llevarme a las puertas de la gloria.
J*er, con tantos piropos me va a costar dejar de sonreír durante una par de días por lo menos.

Puedo entender que disfrute viéndome comer, pero de ahí a decirme que la carne de conejo no le gusta, que prefiere la carne de pollo, en serio, por momentos me quede como el 28 de diciembre, cuando de repente oyes que alguien, casi siempre al oído, te susurra aquello de "Inocente, Inocente".

Seguir hablando de aquella comida, de ver como una y otra vez, me invitaba a que siguiera comiendo, y cada vez, le veía disfrutar casi tanto como yo, mientras me ofrecía esa carne tan bien preparada, tan bien aliñada, tan limpia, tan bien 'despelusada'.

De no ser por el dichoso Pc, habríamos seguido toda la tarde, yo comiendo conejo, y viendo como comía pollo, con bastante más disfrute que yo.

Que bobería más grande acabo de decir, de no ser por el Pc, yo estaría en la oficina de alguna empresa, sin haber tenido la posibilidad de comer conejo otra vez. Le comento medio en broma, ya saben aquello de que 'la confianza de asco', le digo que por otra comida como esta, soy capaz de 'casi' lo que sea. Y vuelve a sorprenderme, ya que me dice, que por disfrutar mientras come y me ve comer, es capaz de estropear el Pc. :-)

Como no es cuestión de estar trabajando de balde, quedamos para 'tan pronto como podamos', volver a repetir, pero esta vez, sin trabajo de por medio, solo 'pasarlo bien'. A ver si la vamos a liar a última hora. El hecho de no trabajar un día 'entre semana' ya es pasarlo bien. Salir de la rutina, y coger rumbo al sitio lindo donde esta la casa, también es pasarlo bien. Ayudar en los preparativos de la comida, también, y por supuesto, saborear esa carne tan rica, preparada con tanto mimo, que otra cosa va a ser que pasarlo bien. Si a todos estos ingredientes le sumamos las risas, el ambiente, la música, el lugar, la calma, la tranquilidad del lugar, solo se me ocurre expresarme con 'lo vamos a pasar bien'.

En esta ocasión, como no será medio improvisado, sino que es algo premeditado, me propone ampliar el menú, por supuesto que seguirá estando la carne de conejo, pero me dice de preparar además, carne de machorra, y para que no sea todo carne, morena frita también.

Esta ocasión si que no me la pienso perder, ya que vuelvo a tener la ocasión de comer con las manos, es decir, cogiendo la comida con las manos, como tiene que ser, porque ya me dirán ustedes, ni la carne de conejo, ni la morena, hay quien se la coma con cubiertos. En cuanto a la carne de machorra, vamos a ver. Que carajo, la comeré con las manos también, que cuando termine, de paso que me 'relambio' los dedos para limpiarlos, aprovecho y sigo saboreando esos manjares que me están preparando.
·


Saborear toda la Receta ;-)


11 ago 2008

Los Rayos del Sol


Los primeros rayos de Sol de la mañana, esos mismos rayos que tantas veces me acompañan de regreso, esta vez me estaban recordando que algo estaba diferente. Un ligero ruido, apenas perceptible, me había desvelado, me había hecho volver del mundo de morfeo, donde estaba contigo, donde me mecías, donde me comías.

De forma inconsciente, intenté volver contigo, intenté volver a tenerte entre mis brazos, pero la tensión, la excitación, la pasión me impedían dejarme ir, no lo conseguía.

Fue entonces cuando los rayos del sol, aliados con el borde plateado del espejo, insistieron en desvelarme. Apenas bostecé, me desperecé muy lentamente, con miedo de despertarte, para que pudieras seguir descansando. Bonito, verdad? Jeje, te engañé?, bueno, a medias, el verdadero motivo de no querer despertarte es el de poder verte, contemplarte, admirar esa figura, esa carita, esa 'cosita linda' que me había aceptado, de la que estaba enamorado??

·Poder apartar con sumo cuidado, la melena de tu cuello, contorsionarme todo lo necesario, para poder besarlo, acariciarlo con mis labios, apenas rosándolo, intentando causarte unas leves cosquillas, cosquillas suaves, tiernas, de esas que tanto me gustan, que te hacen dudar de si son de verdad.

El mismo ruido. Alguien pasando la aspiradora? Como es posible, que tan temprano alguien pueda hacer esas cosas. Temprano? Ahora que miro con más detalle, no es que esté amaneciendo, sino que las persianas están bajadas y por eso me había confundido.

Ahora un poco más despejado, voy a seguir besándote, pidiendo que el leve ruido no te molestara, para poder seguir deleitándome con tu aroma,

Pero . .. ...
Porqué los 'peros' son tan incómodos?

Extiendo un brazo, con cuidado, esperando notar tu silueta, encontrar tu pelo.
Abro los ojos, todavía con sueño, todavía con esperanzas de que estés a mi lado.

Pero . .. ...
No te noto, No te encuentro, No te veo.

Una breve desilusión se apodera de mi, he vuelto a soñar contigo. Me ha vuelto a ocurrir, y tal vez deba conformarme con solo soñar, pero era tan lindo, tan cierto, tan "te quiero".

Al darme cuenta de que no estás he terminado por desvelarme.

Pero . .. ...
espera, ahora que ya estoy casi despejado, oigo un leve susurro, vuelven con la aspiradora? Otra vez? J*er, no puede ser. Aunque suena más a un leve discurrir de agua, tal ves alguien regando alguna maceta, tal vez alguien lavando la acera, agua al caer, con su suave repicar.

Ya no puedo volver atrás, ya no puedo volver a soñar.

Pero . .. ...
espera, el sonido del agua está demasiado cerca, a pesar de que es suavecito, lo oigo cerca, ! Ya está ¡ se quedo el agua mal cerrada en la cocina. A tientas, debido a todo ese Sol que entra por todos lados, ese Sol que tanta energía me da, ese Sol que tanto quiero, pero que ahora mismo me esta dejando ciego, que por las paredes rebota, brinca e inunda todo mi ser, me dirijo a la cocina.

Pero . .. ...
ese sonido, no es de agua cayendo, suena más bien como agua hirviendo, y ese olorcillo? qué es? es café?!?!

Espera, No puede ser, la cafetera, sobre la placa, está humeando, emanando ese olor tan peculiar, está terminando de hacerse el café, calentito, tan rico, humeante, tan insinuante, que rico, como tu cuerpito lindo.

El olor del café, ya me terminó de despejar, me ha 'puesto las pilas', no puede ser un sueño, y menos después de la leve quemadura que me he llevado al no calcular bien, y en ves de coger la cafetera por la parte del asa que está entera, la he cogido, sin querer, por donde no debía, y claro, me quemé.

Pero . .. ...
si el café está recién hecho, donde estás, la adrenalina inunda mi cuerpo, dejando sin 'sentir' las palpitaciones de la pobre mano, todavía dolorida.

Sigo oyendo agua, ahora con más nitidez, ya no hay duda, con sigilo, me dirijo al baño, y esta vez acerté. A través de la mampara del baño se distingue tu silueta, borrosa casi siempre, algo más nítida cuando rozas con tus caderas, con tu rodilla, con tu espalda la mampara, y . .. ...

La fierecilla que hay dentro de ti, se ha dado cuenta de que hay alguien, mirándote, deseándote, extasiado junto a ti (como puedes saberlo, si con el vapor, el agua, y el sigilo que he puesto, no puedes oír nada, tal vez por mi respiración un poco agitada, tal vez por mi corazón, desbocado primero al pensar que era un sueño, y después, sin razón, al ver que el sueño terminó)

Abres un poco la mampara, y ahí estas tu, desafiante, retándome a . .. ...

Ahora si que estoy seguro que no puedo estar soñando, ningún ángel, ninguna diosa, aceptaría participar en un sueño como este, así que tengo que estar despierto, y bien despierto, por la reacción que en mi está produciendo verte de nuevo·


Saborear toda la Receta ;-)